El flamenco es una perfecta combinación de culturas que destaca por su pasión y su enérgico ritmo y con el que es difícil no estremecerse al ver a cantaores y bailaores con sus mantillas, sus vestidos de volantes y sus colores intensos haciendo vibrar los tablaos. Un arte que se improvisa en los tablaos andaluces y que es necesario conocer y sentir de verdad para poder crearse. Repleto de elegantes y suaves movimientos de brazos que lo hacen muy distintos del resto de los bailes. Pero, ¿sabes cuál es el origen del flamenco?
Las raíces del flamenco parecen remontarse a la época en la que en Andalucía vivían judíos, moros, cristianos y gitanos, concretamente al siglo XV. Aunque los primeros registros los encontramos a partir del siglo XVI, que es cuando el flamenco surge como estilo musical. Hasta ese momento, lo que encontramos es una danza de mestizajes que, poco a poco, iría evolucionando hasta convertirse en el estilo que todos conocemos actualmente.
El origen del flamenco: ¿cómo nació?
Para saber de dónde viene el flamenco y cómo nació realmente, tenemos que llegar hasta los cantos monocordes islámicos, como el “cante jondo”. Precisamente es el cante jondo el que guarda la mayor esencia de Andalucía. Todo ello combinado con la influencia de las melodías salmodiales y el sistema musical judío, los modos frigio y jónico inspirados en el canto bizantino, los antiguos sistemas musicales hindúes y las canciones populares mozárabes, donde se originaron las zambras y las jarchas.
Este tipo de danza se nutrió de la elegancia, la picardía, el temperamento y la sensualidad de distintas culturas. Todo ello con una clara influencia de la cultura gitana, desde la vestimenta a la manera de mover el cuerpo. Pero los ritmos africanos y caribeños también tuvieron su aportación al desarrollo de este género.
Expansión del flamenco
Las primeras escuelas surgieron en Jerez de la Frontera y en el barrio de Triana de Sevilla y, poco a poco, se iría convirtiendo en una pieza fundamental de la identidad española. Entre mediados del siglo XIX y principios del XX tiene lugar la época dorada del flamenco, momento en el que nacen y se desarrollan los cantes, convirtiéndose la guitarra en el instrumento protagonista de este género. En gran parte, gracias a la fascinación que despierta lo andaluz, al bandolerismo y a la expansión de las escuelas taurinas en Ronda y Sevilla, que hicieron que este género, que hasta el momento había quedado relegado a los gitanos, empezara a ser visto como un ideal de casticismo e individualismo.
Entre principios del siglo XX y mediados del siglo XX, se produce la época de la ópera flamenca, caracterizada por el cante, en la que surge una enorme oleada de cantantes flamencos procedentes de Latinoamérica. Es precisamente en esta época cuando cobra especial importancia el fandango, que tenía como objetivo alegrar al público.
Además aparecieron los primeros cantes flamencos navideños y villancicos tradicionales aflamencados, destacando la Zambomba Jerezana, un subgénero que fue declarado Bien de Interés Cultural Inmaterial desde 2015.
A mediados del siglo XX, se da lo que se conoce como el Renacimiento del flamenco, donde, gracias a bailaores como Antonio Mairena, Rafael Amargo, Sara Baras o Joaquín Cortés, este género se sale de los tablaos para invadir los teatros, los festivales y los escenarios de todo el mundo.
En la actualidad, el flamenco puede encontrarse en toda Andalucía, con distintos estilos y diferentes tipos de actuaciones, pudiendo disfrutarlo tanto en un gran teatro como en una actuación de guitarra y cante en un bar local, pasando por auténticos tablaos como Jardines de Zoraya, situado en el mítico barrio del Albaicín de Granada.
Así pues, aunque el origen del flamenco no está del todo claro, se sabe que fue la combinación de las distintas culturas que vivieron en Andalucía entre los siglos XV y XVI los que dieron lugar a este género que se ha convertido en una de las señas de identidad no sólo de la región, sino de toda España de cara al mundo.