¿Sabías que Granada es la capital de los tangos flamencos? Las adaptaciones que se hicieron de los tangos moriscos fueron el germen de los Tangos de Graná, que engloban un amplio abanico de tangos sin parangón dentro del mundo del flamenco. Desde los Tangos del Camino a los Merengazos, pasando por los Tangos Canasteros o el Tango Parao. Todos ellos nacidos al amparo del ambiente gitano y de las primitivas zambras del Sacromonte y sus alrededores.
¿Qué son los Tangos de Graná?
Los Tangos de Graná son tangos con un ritmo reposado. Similares a las zambras árabes, que se realizan con falsetes, evocando la música andalusí, que se tocaba con bandurrias, siendo probablemente en la única variante del flamenco en la que se usa este tipo de instrumento.
La personalidad del tango de Granada emerge desde la primera estrofa del cante y a lo largo de la siguiente cuarteta, cuya melodía queda impresa por los agudos incisivos que se realizan con las cuerdas vocales. Mientras que la segunda cuarteta presenta una composición melódica más variada y de tonos más dulces, donde el cantaor “recrea su voz” a lo largo del desarrollo de la copla.
Historia de los Tangos de Graná
Los tangos del flamenco están considerados como uno de los palos más básicos de este género artístico. Un estilo alegre y animado que, junto con la bulería, se enmarca dentro de los palos festeros de este arte. Pero, ¿sabes cuál es su origen y cómo han llegado hasta nuestros días?
Origen
Sobre el origen de los tangos flamencos, algunas teorías afirman que nacieron entre Cádiz y Sevilla, habiéndose extendido previamente desde Sudamérica. Aunque hay quienes dicen que vienen de Cuba. Pero fuera como fuera, lo cierto es que no llegaron a España hasta mediados del siglo XIX. Y, obviamente, en Andalucía no contaban con la misma estructura musical que los tangos flamencos de hoy en día.
Poco a poco, el tango se fue desprendiendo de los toques americanos y tomando una identidad cada vez más aflamencada, consolidándose como baile en Jerez, Cádiz, Triana, Jaén, Málaga y Granada. Pero, tal vez, los Tangos de Graná son los que más soniquete árabe tienen, lo que tiene que ver con el hecho de que Granada fuera el último reino Nazarí, donde hubo una impresionante mezcla de culturas, como son los gitanos, los musulmanes y los cristianos que se quedaron.
Así pues, los tangos de Granada quedaron marcados por el característico ambiente gitano de las cuevas del Sacromonte. Tomando como base el compás de los “tangos flamencos”, en Granada adquieren su singular fisonomía.
Desarrollo
El Tango de la Flor parece ser el más antiguo, ya que forma parte de la zambra. La zambra es una coreografía que se basa en la Boda Gitana. Al principio de la misma se realizan todos los cantes de boda y después se presenta la novia bailando un tango con una flor en la boca. De ahí su nombre. Aunque también se le conoce con otros nombres como Tangos de Candil, Tangos de la Azucena, Tangos de los Merengazos o el Tango de Falseta.
Otro estilo son los Tangos del Camino, que normalmente eran bailados por una mujer sola, aunque podía darse el caso de que lo bailara con un hombre. Pero también destaca el Tango del Petaco, que se caracterizaba por sus letras cómicas. Generalmente lo bailaba una mujer mayor, pues el movimiento de una mujer joven resultaba demasiado provocativo para la época.
Además, entre los gitanos que venían huyendo de la Guerra Civil Española y se asentaron en las cuevas del Sacromonte surgieron los Tangos del Cerro. Un tipo de cante que se caracterizaba por tener un ritmo más animado.
En definitiva, los tangos se han convertido en un clásico de cualquier repertorio debido a su carácter alegre y pegadizo. Por supuesto, la guitarra flamenca ha encontrado en este tipo de baile un estilo idóneo para expresarse, tanto en el terreno rítmico, como armónico y melódico. Y el baile, debido a su ritmo y compás, permite que el artista se luzca con movimientos brillantes y llenos de pasión. Un estilo que no puede faltar en cualquier fiesta flamenca.